El pasado domingo el tour español de Amaranthe presentando su nuevo disco junto a Engel y Santa Cruz llegó a Barcelona, una cita que no nos quisimos perder.

¡Esta es la crónica y fotos de la noche!

 

 

El tour Massive Addictive de Amaranthe llamó a las puertas de la ciudad condal el pasado 29 de marzo. Justo un año después de que los suecos presentaran The Nexus.
Si comparamos el espectáculo de hace un año con este vemos muchas similitudes y una diferencia que fue clave para que la noche fuera redonda. De nuevo fue en domingo, de nuevo en marzo y de nuevo con dos teloneros de lujo. ¿La diferencia? La sala. Amaranthe son un grupo difícil de gestionar en directo eso es de sobras sabido y en ese aspecto a Razzmatazz se le dio mejor el sonido de los suecos que a Salamandra.

Si antes he mencionado teloneros de lujo, no es porqué sí puesto que la primera actuación de la noche corrió a cargo de Santa Cruz, quienes dejarían el listón muy alto con un show digno de todo elogio. Los de Helsinki a pesar de su juventud son unos monstruos. Pero vayamos por el principio.

Santa Cruz no es un nombre con el que yo me imagine una banda finesa de hard rock. Ya no solo por el nombre, sino que por su logo bien podría haber sido de un conjunto de raperos de california. Pero las apariencias engañan y vaya si cumplieron esa dicha. Al más puro estilo de los ‘80 de la mejor época de Guns n’ Roses y Skid Row, pero con mucha frescura nos mostraron su música cañera desgranando los álbums Screaming for Adrenaline y el homónimo durante unos escasos 30 minutos que supieron a poco.

Bajo una entrega con la que conquistaron al público y un ritmo frenético fueron todo un torbellino que giró y nos golpeó con fuerza mientras sonaban “We are the Ones to Fall”, “6(66) Feet Under”, “My Remedy” y “Wasted and Woundead” de un total de 6 temas. Los fineses son descaradamente enérgicos. Jhony y Middy se intercambiaban, pegaban saltos y sobretodo, no se estaban quietos, al igual que su cantante Archie. Un trío al que se le suma Taz al que veíamos disfrutar de lo lindo con su batería.

Santa Cruz se postula como una formación a tener muy en cuenta sin duda.

Un “rápido” cambio de 15 minutos que dio tiempo justo para reponerse y Engel al escenario.

Resumir la música de Engel resulta hasta fácil. Se mueven por el mundo del death metal melódico pero está claro que las influencias del industrial salen a la luz nada más escuchar “Question your Palace” de su tercer álbum, Blood of Saints, incluso me atrevería a añadir que vi atisbos del Nu/metal alternativo estilo Korn.. Pero para mi eran una versión antigua y mejorada de lo que llegó a ser In Flames en sus mejores tiempos (o los que fueron para mi sus mejores). Su propuesta tiene una base rítmica que cae con mucha potencia y unos riffs que suenan crudos y agresivos. Los suecos además mostraron muy buenas tablas, tienen un directo con mucha fuerza y una calidad que les sobra por los cuatro costados. Sin ser tan enérgicos como Santa Cruz, cayeron con una intensidad equiparable pero de distinto formato.

Nos deleitaron con temas de la talla de “Salvation” y “Your Shadow Haunts You” del último álbum, Raven Kings o “Casket Closing” del Absolution Design. Los 40 minutos de su actuación sirvieron para querer repetir lo antes posible.

Precisamente, los que tenían el sonido más oscuro y pesado fueron los protagonistas del momento “ñoño”. Era el cumpleaños de Michael Sehlin, y él mismo comentó que los dos señores mayores que corrían por la sala eran sus padres, quienes habían acudido a la cita para hacerla un poco más especial. Así que un Happy Birthday cayó (chuleta incluida del nombre by Niclas). De seguro que será un buen recuerdo.

El turno de Amaranthe había llegado. Tras una larga espera desde el foso se palpaban los nervios. La intro del sexteto originó una tensión que se rompería con la entrada de “Digital World”. La impaciencia a veces juega un buen papel en ese sentido y una entrada así es tener mucho ganado. El sonido de los primeros acordes nos alarmó. El teclado pregrabado no se cuadraban con lo que sonaba y guitarra y bajo se solapaban, con todo se creó un efecto que ni la voz solventó, puesto que a Elize, Jake y Henrik les oíamos más bien poco. Por suerte solo fue un susto y tras unos reajustes todo sonó almenos dónde debía. A partir de ahí Razz se portó y yo todavía lo estoy agradeciendo.

Con este tour los suecos presentaban Massive Addictive, su tercer álbum de estudio. Pero si algo tienen los shows de Amaranthe es que no son cortos, una hora y media dio para que tocaran la friolera de 21 canciones, con lo que sus antecesores se aseguraron la presencia. De hecho la primera parte del show fue prácticamente para ellos. “Invincible”, “Razorblade” y “Lightyears” fueron algunos de los que cayeron ante una sala especialmente entusiasmada y volcada. No recuperamos su nuevo disco hasta que la calmada “True” nos dio el primer respiro de la noche. Le siguieron “Trinity” y “Massive Addictive” que sonó con un poderío extra. Una segunda pausa vendría tras “Afetrlive” y la discotequera “Elecrtoheart”, uno de las más coreadas y la más curiosa. Fue entonces el momento de Morten de desplegar todo su arsenal de recursos a la batería. Momentos después otro de los hits más conocidos llegó, “Amarenthine” trajo consigo la calma antes de la descarga de “Call Out My Name”, primera despedida de la noche.

El metal de Amaranthe, que se podría encasillar a duras penas en el mundo del power, es especial. Su mezcla de guturales, y melódicos femeninos y masculinos unidos a la electrónica les dan un estilo propio con carácter; y para redondear tienen una puesta en escena de las que se recuerdan. Saben cómo insuflar ánimos al público y la cercanía con la que lo tratan ayuda que les cueste 0 hacernos entrar en el trapo. El trío de cantantes junto a Olof y Johan tiene aprendida una “coreografía” para no solaparse, se combinan y emparejan mostrando una muy buena sintonía. Cuidan todos los detalles y eso que la formación solo tiene 5 años. Calidad y rodaje tienen.

El show llegaba a su fin, “Authomatic” y “Dynamite” sonaron con mucha fuerza, suficiente para prepararnos para lo que venía: dos de los singles más cañeros “Drop Dead Cynical” y “The Nexus”. Con estas lograron hacer de la sala y de ellos una única persona moviéndose en la misma corriente. Desde luego, fue un final muy digno.

A destacar debe quedar también el momento Johan que se destapó con una motivación extra que le hizo soltarse incluso con el micro. Provocando las risas mientras nos hablaba y las ganas de subir a quitárselo para que el show siguiera su curso. Muy pintoresco todo.
Como apunte negativo, debido al cansancio u otras causas que dezconozco, pudimos ver como Elize no llegaba a los tonos en algunos puntos en concreto.

En conciertos así, donde las tres formaciones tienen un estilo bastante distinto y una forma de actuar igual de distinta es donde se puede apreciar las muchas formas que una banda tiene para saldar una gran actuación.

Así que resumiendo un poco…¡Gran noche!

Crónica y fotos: Írêth