El pasado sábado la gira de Uzzhuaïa realizó una nueva parada en Asturies, fue en la gijonesa sala Acapulco junto a los debutantes Dead Crow. ¿Nos lo podíamos perder?

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Sábado, Gijón, sala Acapulco. ¿Qué mejor lugar para disfrutar de una noche de rock?
Con esa idea en mente acudí el pasado 22 de marzo a la sala popularmente conocida como “El Casino”, gracias a la llamada de los valencianos Uzzhuaïa y su tour presentación de Santos & Diablos, y de la presencia de Dead Crow.

Arrancó la noche a eso de las nueve y cuarto con Dead Crow rasgando por primera vez en directo las cuerdas, por primera vez bajo ese nombre, pues sin duda las caras de Edu, Javi, Tocado y Diego resultarán conocidas al seguidor habitual del rock asturiano. Su show fue una presentación de veinticinco minutos del sonido y estilo que buscan dar a la banda, bebiendo este al menos por ahora en gran parte de las líneas musicales que rigen a sus bandas madres.
Quizás por el hecho de ser su primer concierto o quizás por el escaso público que presenciaba su actuación (acudir a ver al grupo telonero no está de moda), su show me resultó un poco frío, correcto, pero carente en parte de dinamismo escénico y conexión con el público, siendo esto último un imposible debido al motivo anteriormente citado.
Acompañados de un buen sonido, tónica de toda la noche excepto en algún punto clave que más adelante detallaré, nos presentaron un puñado de sus temas acompañado de sendas versiones de Danko Jones y Beatsteaks, si mal no recuerdo.
Prometedora banda, a la que habrá que seguir la pista en futuros conciertos y sobre todo en su primera referencia discográfica, la cual esperan registrar próximamente.

En torno a las diez de la noche haría su entrada Uzzhuaïa ante un público expectante, aunque un poco frío como acostumbra a suceder últimamente en algunas salas de la región como Acapulco. Poco importó eso a la banda, tampoco la crisis de asistencia a conciertos que vive nuestra región (salgo contadas y milagrosas excepciones), los valencianos salieron a hacer lo que mejor saben, dar el 100% sobre el escenario. “Una Historia que Contar” abrió la veda, siguiéndole “13 Veces por Minuto”, “Directo al Mar” y “Baja California”, teniendo ya al público en su bolsillo y coreando cada tema para cuando terminaron los compases del corte dedicado a la tierra naranja.

Con un buen sonido, en el que las guitarras sonaron de lujo y la voz de Pau solo se vio mermada por la disposición del equipo de la sala, el grupo continuó con su descarga, con una ejecución perfecta y una actitud de diez. “La Mala Suerte”, su genial adaptación de “La Chispa Adecuada” recuperada en esta gira, “Bailarás en el Infierno”, “El Solitario”… los temas caían y el público se iba sumiendo acorde a acorde en el menú que el quinteto propone, rock sin aditivos y entrega pura, desde un Jose imparable en su batería hasta un Pau enorme en las labores vocales y cada vez más crecido en la presencia escénica, pasando por el gran trío que forman las apisonadoras que son Isra y Alex junto al metrónomo de Álvaro, uno de esos pocos bajistas que rara vez puedes ver quieto sobre el escenario.

Sin embargo, la conexión plena con el público no se produciría hasta la llegada de “Destino Perdición”, himno por excelencia de la banda para muchos y coreado por toda la sala. Dos temas después, Pau se quedaría solo sobre las tablas con su acústica para interpretar “En Ciernes” y comenzar la parte final del concierto, la cual comenzaría con su retirada en “La Cuenta Atrás”, dejando sola a la banda. Aprovecharon Álvaro, Isra, Jose y Alex para marcarse unas versiones de Ramones y Misfits, si mi mente no me juega una mala pasada de nuevo. Momento curioso y divertido, que hubieramos disfrutado más si las voces se hubieran escuchado como deberían y no más bajas que el resto, aunque sin embargo me tomaré la libertad de proponer una idea a la banda desde el punto de vista de fan, en lugar de tocar versiones, recuperar algún tema de Diablo Blvd por ejemplo.
Sea como sea, “1975” con Isra al más puro estilo Axl, “Desde Septiembre” y la brutal “En Blanco y Negro” nos pondrían de nuevo en marcha, aunque siendo esta última la canción elegida por la banda para retirarse a camerinos, nos quedamos todos con ganas de más.
Lo sabía Uzzhuaïa, y tras juguetear Pau con su acústica y “That’s all Right”, la banda hizo presencia para regalarnos sus dos últimos disparos, “Magnífico Fracasado” y “Santos & Diablos”, rematando así uno de los grandes conciertos de lo que va de año.

Sin duda la del sábado fue una gran noche, la enésima gracias al quinteto valenciano, que nunca falla en directo aún permitiéndose el lujo de dejar en fuera de set list cortes como “Nuestra Revolución” u “O.C.K.”. Uzzhuaïa sigue creciendo disco a disco y gira tras gira, colocando allá por donde pisa una sonrisa en las caras de sus fans y una dosis de adrenalina en sus cuerpos.

No diga rock, diga actituzz.

Crónica y fotos: FelipeSMwww.smfelipe.es