El pasado 25 de enero Uzzhuaïa presentaron "Santos & Diablos" en la ciudad condal. Lo hicieron acompañados de Rockzilla, una formación de girona que al igual que los valencianos descargaron su hard rock en la Apolo [2]. Irêth no quiso perdérselo así que allí estuvo.

¿Quieres repasar esa gran noche o saber que te perdiste? Entonces debes leer esta crónica. ¡Entra ya!

 

Era 25 de enero y unos valencianos llamados Uzzhuaïa bajo el amparo de haberse marcado un señor disco el pasado 2013 titulado “Santos & Diablos”  venían a la ciudad condal a presentarlo y lo hacían acompañados de Rockzilla. Eso significaba doble dosis de hard rock en la Apolo [2]. Sin duda debía estrenar 2014 con esto.

Formados en 2000 en la provincia de Girona, Rockzilla se desplazaron hasta Barcelona para telonear a Uzzhuaïa. Debo decir que fue una gran elección. A veces telonero y grupo principal no van acorde con el estilo, a veces la jugada no sale bien pero otras pueden aparecer joyas que querrás ver de nuevo en el escenario. Rockzilla son de estos últimos.

Hard rock en estado puro, clásico y con el inglés cómo idioma oficial. Realmente en este mundillo no son unos desconocidos y ojala hubiera sabido quienes eran antes. Debutaron con "Evil Ways" y tiene en su haber tres discos más: “Gotta keep on Moving” (algo de lo que hicieron gala en el escenario) y "Beyond tomorrow".

Presentaron sus credenciales con “Could Live forever”, “Running Down a Dream”, “Power of community” y “Supersonic” entre otras. Temas pegadizos con los que intentaron calentar al público y que tuvieron efecto en una parte de él. Arnau, Sue Gere, Crazy Indian, Dani y Marky demuestran congeniar bien y ser enérgicos en el escenario. Nos hicieron olvidar la impaciencia. Repartieron caña cuando tocaba y también propiciaron momentos de más relax tirando de acústico.

Fue un show express, que cundió mucho pero que supo a poco con solo media hora. Pero los horarios estrictos de la Apolo son para cumplir y era el turno de cambiar para dejar paso a Uzzhuaïa.

Los valencianos empezaron muy enchufados con  “Una historia que contar”, dejando claro que esta historia va de un quinteto talentoso con un directo arrollador pues le siguieron sin apenas darnos un respiro “13 Veces por Minuto”, “Directo al Mar” y “Baja California”.  Estaba claro que venían dispuestos a que a final de año nuestros cerebros aun recuerden este show como uno de los más intensos.

La noche siguió con el quinteto en modo torbellino, revolucionando la sala mientras hacían un repaso a su discografía sin olvidar ningún álbum. “La Cuenta Atrás”, “La chispa adecuada” (cover de Heroes del Silencio), “Desde Septiembre”, “La mala Suerte”  y “Destino Perdición” (una pena que Pau tuviera problemas con la acústica, aunque lo solventara en plan “por mis cojones”)...sorprendió ver que entre el público se coreó hasta “Bailaras en el Infierno” y “1975”, pertenecientes al reciente “Santos & Diablos”. Aunque si hay algo a destacar de este último fue la interpretación de “En ciernes”, en directo el contraste del acústico solitario de Pau con la entrada del resto es aún más sublime.

Electrizantes, intensos y apasionados. Su vitalidad en el escenario es contagiosa. Se dejaron la piel para que nosotros respondiéramos de la misma forma. Los riffs potentes de Alex e Israel y la crudeza del bajo de Álvaro forman una perfecta combinación con un Pau que va aún más allá dejándose el alma en cada palabra, algo que tuvo su clímax en “Blanco y Negro”, tras la cual mereció un descanso.

Aprovechando una ausencia momentánea de Pau que desorientó un poco a todos. Alex, Israel, José y Álvaro, adueñándose del micro principal, mostraron su faceta más punky aludiendo que deberíamos conocer a The Ramones, Social Distorsion y aprovechando “Attitude” de Misfits para reclamarnos eso mismo.

El show siguió su cursoy tras la pausa volvieron con “Magnifico Fracasado”, “Santos & Diablos” y de regalo “Nuestra Revolución” con la que nos retaron a darlo todo y mostrar nuestro espíritu rockero, algo de lo que ellos sin duda dejaron constancia. La apolo desde luego vibró ese día.

La nota negativa fue que toda la noche se vivió con problemas de sonido siendo la guitarra acústica de Pau, y el hecho de escuchar los riffs de los guitarras solistas quizás demasiado altos los más destacables. Algo que podría haber empañado tanto la actuación de Uzzhuaïa como la de Rockzilla sino fuera porqué gracias a la actitud de ambas bandas lograron que no tuvieran demasiada importancia. Sea como sea, servidora se lleva un gran recuerdo de la noche del 25 de enero.

Antes de dejar de escribir no podía no mencionar que lo más molesto fue la incursión de un personaje random que se subió al escenario hasta que se ganó el “cállate un poquito” de Israel y el abucheo de la sala. Cosas del directo…

Crónica y fotos: Ïrêth