El pasado sábado 16 de marzo Los Zigarros visitaron la sala The One de Alicante, concretamente en San Vicente del Raspeig, y nuestro redactor JuanF no se lo quiso perder.

¡Aquí va su crónica y fotos de la cita!

 

 

Siempre soy muy crítico con las cosas. Y dar tanto la chapa con un tema crea una fama indeseada. Sin embargo, hoy toca retratarme y elogiar de lo que mucho despotrico. Así es, ha llegado el momento de dar la enhorabuena al público alicantino por la gesta del sábado 16 de marzo. Venimos de una ciudad que no congrega ni a 30 personas en una minúscula sala para ver actuaciones de cierto renombre, donde las cancelaciones de artistas son recurrentes y donde la deriva conlleva al cierre de salas. Pero algo en el ambiente decía que ese día iba a ser diferente. La sala de eventos más grande de toda la provincia abría sus puertas al rock and roll clásico, a los riffs vertiginosos y a los himnos de, posiblemente, la banda más en forma de todo el país dentro del género. Los Zigarros visitaban The One, en el pueblo de San Vicente del Raspeig, para gritar a viva voz que están muy vivos y con la intención de hacérselo replantear a alguna que otra radio.

Pero el concierto lo abría la banda Pipo & Travelin’ Band, muy afines al estilo que impregnaría el aire alicantino de marzo con bailes y galantería. Descubrimiento más que notable de unos artistas que tienen claros sus puntos fuertes, así como sus referentes. Intercalaban temas propios como “Tarde en Las Vegas” o “Cry Baby” con el “Burning Love” de Elvis, y piezas de Los Rodríguez o Tom Petty. Son nombres que se encuentran en el olimpo del rock, con los que cualquiera ha crecido y un recurso siempre efectivo en directo. Es por eso que los asistentes disfrutaron de su concierto y donde se pudo ver una cómoda legión de fans en el sector derecho que coreaba el nombre de Pipo siempre que tenía la oportunidad.

Fue un agradable arranque, pese a que la gente quería sentir el humo de los pitillos. Eran ellos los que habían levantado una expectación record en la ciudad. Había ganas de ver al grupo, y buena prueba de ello eran todos los medios preparados para hacer de cronistas del segundo concierto de la era “Apaga La Radio”, tan bien criticado pero que habrá que esperar para ver si se valora igual que sus predecesores.

En estos casos, lo de menos es entrar en qué temas aparecieron en el setlist. Los Zigarros consiguieron sobreponerse a cualquier canción de su repertorio, porque primero iba su insistencia y expresividad, y más tarde la representación sonora. Aunque ya habían pisado Sala The One en anteriores ocasiones, era la primera vez que me topaba con ellos, y me sorprendió ver toda la multitud de fans que llevaban. Es un local que se caracteriza por llevar artistas, generalmente de la música urbana, que están en su momento más álgido, y verla rebosar de rockeros fue lo que necesitaba para saber que esa iba a ser una noche inolvidable.

Un telón, luces de torre, olor a clásico… Todo estaba preparado para que el cuarteto saliese al escenario a demostrar que el rock está más que vivo. Y con los primeros compases de “Tiempo” sonando por los altavoces, comenzaron a surgir los primeros móviles. Porque la modernidad llega a todas las generaciones, jóvenes y mayores, justo la variada audiencia que se daba cita ese día. Finalmente salió toda la banda, sin dar innecesaria expectación por algún miembro en concreto, dispuesta a tirar la casa por la ventana.

El primer vistazo ofrecía una característica estampa: Ovidi Tormo, vocalista de la banda, al más puro estilo Robert Plant en sus mejores tiempos. Bueno, en sus primeros tiempos. Con unos pantalones campana horteras pero eficaces y una puesta en escena sobrada y elitista. Justo como mandan los cánones de las auténticas estrellas del rock entre las que ya le incluyo. Aunque si alguien del grupo se merecía, por encima del resto, una mención aparte, ese era Álvaro Tormo. Su desparpajo encima del escenario demostrada la calidad que le sobraba, siempre seguro de sí mismo y siempre alentando a los vítores de los congregados allí. Porque sí, esas son las cosas que se le piden a las verdaderas estrellas.

Y lejos de desmenuzar una a una las canciones, me gustaría comentar que, desde los primeros acordes de “Apaga La Radio” hasta la crudeza de “Listos Para el Despegue” vi pasando un torbellino musical que me dejaba obnubilado. No me fijaba en si sonaba “Mis Amigos”, “Baila Conmigo”, “¿Qué Demonios Hago Yo Aquí?” o “Resaca”. Simplemente veía pasar los cartuchos y los disfrutaba como un niño chico con su juguete nuevo. Cuando me quise centrar ya iban asegurándome que estaba perdiendo la cabeza con la posesiva “Desde Que Ya No Eres Mía”. Toda la The One coreaba ese himno con una letra un tanto… ¿agobiante? Con el subidón del respetable aprovecharon para interpretar uno de los nuevos temas, “Malas Decisiones”, perfecta demostración de lo bien que ha calado el nuevo LP entre la gente. Siguieron la ronda la funky “No Sé Lo Que Me Pasa”, “Cayendo Por El Agujero”, la célebre “A Todo Que Sí” y “Tenía Que Probar”.

 Era ese el momento del final postizo, ese que todo el mundo sabe que es de pega, pero al que los artistas siempre recurren. ¿Cómo podía acabarse ahí sin tocar tres temas imprescindibles? Tras una corta espera, algún coreo y otros tantos aplausos, un brindis desencadenó un final vertiginoso con “Hablar, Hablar, Hablar…”, “Dispárame” y la lasciva “Dentro De La Ley”. Aumentó la libido de la gente, Los Zigarros lo habían vuelto a hacer. Habían cumplido. Siguen regentando el podio.

 Nos marchábamos con la francesa “Ça Plane Pour Moi” con una tonta sonrisa, una conciencia tranquila y el deseo de volver a toparnos con este torbellino musical este año. Siempre soy muy crítico con todo, pero esta vez tocó tragarme mis propias palabras. Los Zigarros, lo más cerca que voy a estar de fumar, pero igual de placentero.

 

Crónica y fotos: Juan Fernández