El pasado 28 de noviembre los inquietos Ankor, quienes no han parado en este último trimestre, llegaron con su "Get on The Winner Tour" a la sala Bóveda de Barcelona dónde actuaron junto a Ghost Trip y Cloverace.

¿Quieres saber cómo fue la noche y ver las fotos del directo? Pues ya sabes que debes hacer.
¡Dale a "leer más"!

 

Suelen decir que no hay nada como un buen concierto para empezar la noche de un sábado y ya puestos a elegir, una noche de rock y metal es la forma más lógica para mi de comenzar una buena fiesta.

El show volvía a producirse en la sala Bóveda, un lugar que últimamente se podría decir que está “on fire” con las contrataciones. Esta vez eran Ankor los principales. Los de Tarragona acudieron a la ciudad condal para presentar “Get on the Winner Horse”, el reciente EP que ha servido para tener material grabado con la actual cantante, Jessie, una buena forma de mostrarla al mundo.

A veces los teloneros no coinciden con el grupo principal, no obstante no era una de estas noches. Las tres formaciones compartían entre ellas más de una similitud, aunque cada uno con su propio estilo. ¿la más relevante? No lo se, pero la más visual desde luego las tres féminas en las voces.

La velada empezó de la mano de unos Ghost Trip muy enchufados. Un joven quinteto de San Cugat que tenía probablemente la tarea más difícil: conseguir que el público se viniera arriba. Y la verdad, dicho y hecho. La formación liderada por Nadia puede tener solo un álbum en el mercado pero saben muy bien lo que se hace. Incluso cuando hay problemas de ajustes de sonido de por medio.

Con bastante puntualidad la descarga de hard rock dio sus primeros chispazos. El conjunto tiene un estilo claramente definido, no hay medias cintas en Ghost Trip, el espíritu rockero es palpable y lo mismo sucede con las influencias de las que beben sus melodías. Guns n Roses, AC/DC, Bon jovi en su etapa más ochentera…son la banda sonora que probablemente hallamos en sus vidas y esto queda registrado en canciones como “Monster”, “Shout”, “Beat it” y Hittin’ tema con el que cerraron una notable velada. Pero lejos de no ser originales, Ghost Trip suenan refrescantes, en parte gracias a la buena presencia que dan en escena. Nadia es una líder de naturaleza carismática y un animal escénico en cuanto a la voz, con la que salta de los desgarres a las voces limpias cuando la canción lo requiere, algo con lo que saben muy bien como jugar resultando temas de contrastes electrizantes y muy dinámicos.

A pesar de ser desconocidos para la gran mayoría lograron captar nuestra atención y que no pudiéramos apartar la vista. Victor y Adrá se picaron con sendos solos, para que luego el público tuviera que hacer de jurado y decidir quien ganaba la minibatalla que se marcaron. Además de esos dos tienen a Nacho, un perfecto escudero a los mandos del bajo y un buen director desde las sombras como es Óscar. El primer álbum del conjunto estaba a días de salir así que el repertorio fue una pseudo presentación del mismo.

Una formación con tan poco tiempo que desde luego son un diamante en bruto. Solo hace falta ver, cómo se pulen.

Una vez finalizados, le tocaba el turno a otra formación joven. Cloverace eran los encargados de mantener el calor que se había generado por entonces.

Formados en Badalona, ciudad natal de una servidora, Cloverace se diferencian de Ghost Trip por ser menos agresivos, su sonido se encuentra unos decibelios por debajo de los acordes desgarrados de sus predecesores. Ellos se sitúan en la línea del punk rock. De hecho es más, la imagen de Nuria con la rítmica en un momento melódico me hizo pensar indirectamente en imágenes que podría ser sacada de videoclip del mal llamado punk “californiano”. Para mi, una fan de The Offspinrg and Company (Blink 182 entre estos) en sus tiempos más mozos, la propuesta de Cloverace me sonaba a gloria con lo que sin duda presté atención. El show prometía y se las dio.

Su actuación estuvo marcada íntegramente por un set list propio, no tiraron de versiones, pues realmente no hacia falta y aunque el público había disminuido la adrenalina. Cloverace se curraron una actuación que nos permitió mantenernos en el concierto, aunque sin tanto ánimo.

La formación utiliza la voz más dulce de Núria, añadida a unas melodía rápidas y pegadizas. Alejándose del género puramente denominado como punkrock para adentrarse al pop rock más potente siempre que la rítmica estuviera presente. Como todo concierto de ese estilo no faltaron los saltos por parte de Rafa quien nos deleitó con sus expresiones y su buen hacer. Forma pareja con Óscar, otro que tal baila. Ambos junto a Núria y su rítmica se encargan de insuflar ánimos al público y mantenerlos en vilo a la espera del siguiente tema. Una de las estrategias consiste en hacer algo similar a Ghost Trip, motivar a la gente que les observa por sectores para picarlos a ser mejores. El mitico “a ver quien grita más”, vaya.

Y con ellos ya fueron dos de dos en aciertos. Vienen pisando fuerte y madera precisamente, no les falta junto a una actitud envidiable. La única pega que les veo es el orden de actuación. Tras una descarga de hard rock el estilo de Cloverace no creo que empatice con el público tan bien como si hubiera sido al contrario.

Los dos teloneros dejaron el listón alto, así que Ankor no se podían despistar si querían mantener el nivel. Lo lograron y lo elevaron, pero su función se vió empañada por los problemas técnicos. Tras la intro de 8 bits clásica, no tardamos en percatarnos con “Last Song For Venus” de que los ajustes previos no terminaban de funcionar bien así que durante los primeros temas escuchamos poco a Jessie y vimos mucho lenguaje de signos de David y compañía hacia el técnico. Algo que despista un poco y es una pena, pues últimamente en la sala Bóveda no estaba siendo desacertado.

No obstante, la banda lejos de venirse abajo se fue creciendo a cada riff que ejecutaban. Y es que Ankor son endiabladamente buenos en directo y lo demostraron una vez más. Independientemente de que a uno le guste o no su música, es innegable que la actitud que despliegan y que han adquirido con los años, la han asentado a la perfección. Lejos de lo que cabría esperar, Jessie ya forma parte de ese buen despliegue de armonía.

Hicieron un repaso a su discografía sin dejarse My Own Angel del que escuchamos “Completly Frozen” y la siempre pegadiza “Remaining”. “Try to Walk My Shoes”, “The Dark Passenger”, “When December Goes” y una “Tenkuu No Budokai” que dedicaron poniéndose sentimentales, representaron a Last Song For Venus. “At last Rest”, fue el punto de inflexión de un show que acabo con un “Winner Horse”, que emulando el videoclip del mismo, revoluciono la zona fan.

Despertaron a los pocos focos de público soñoliento con una tremenda versión de “Chop Suey” de System of a Down. Jessie por entonces ya había mostrado sus cartas, personalmente me quedo con los sreams de su voz rasgada que nos regala y con la que, de paso sea dicho, hace que la banda puede regalarnos versiones de Avenged Sevenfold como es “Second Heartbeat”.

Jordi a la batería sigue dando clases de maestro, es fascinante ver la facilidad con la que las baquetas corren entre sus dedos mientras ejecuta esos ritmos tan trepidantes. Fito por su parte es sin duda un inquieto incapaz de no liarla. Además el plus de energía que le dieron los cuernos le hizo tener un fin de fiesta en el que poco más se le puede pedir al guitarrista de Ankor. David, Julio y Rubio no fueron menos piezas claves, los tres aportaron esa conexión que hay entre todos.

Hay algo que a Ankor no le suele costar mucho y eso es incentivar a sus fans para que entren rápidamente en calor. La formación siempre ha sido sólida en directo y con Jessie, esa sensación de cohesión de ver a un equipo unido no ha desaparecido. Eso era precisamente lo que quería comprobar. De forma distinta a cómo se desenvolvía Rosa por supuesto, con esto no quiero entrar en un debate ni afirmar que no se hecha de menos a la segunda, sino que el espacio ocupado sigue dando buenas vibraciones aunque sea de otro modo.

En resumen, fue una velada con un sabor de boca agridulce. Aunque casi todo lo agrio recayó en los problemas técnicos.

Crónica y fotos: Ireth