El pasado día 3 volvimos a vivir de una nueva edición del festival asturiano Rockvera, una cita en la que pudimos disfrutar de Nómada, Blast Open, Pandemia, Misiva y Mamá Ladilla.

¡No te pierdas la crónica de la noche!

 

 

Un año más y ya son un buen puñado, regresaba al teatro El Llar de Las Vegas de Corvera. Un estupendo local municipal donde el Rockvera lucha cada año a primeros de septiembre por dar un aire fresco musical al municipio. El emplazamiento es un verdadero lujo y cualquiera que haya asistido al festival sabe que este solo tiene dos problemas, el sonido y el calor. El sonido viene mejorando año tras año y en esta ocasión no podemos poner pega alguna, solo desear que los grupos estuvieran sobre las tablas tan cómodos como lo estábamos en el público.
El calor en esta ocasión sí que fue un problema. Las altas temperaturas del día provocaron que El Llar se convirtiera en un horno sin que la organización pudiera remediarlo. Si a eso le sumas el calor de los focos y el habitual aumento de temperatura por el número de personas, obtienes un reguero constante de público entrando y saliendo del teatro para regular su temperatura.

Sea como fuere, a eso de las nueve y media de la noche arrancaba el festival de la mano de Nómada. Un joven trío avilesino que nos deleitó con una mezcla equilibrada entre stoner rock, prog y algún toque de doom o post metal. Una apuesta arriesgada pero que la banda supo presentar de una forma impecable. Quizás el trío pecó de falta de dinamismo sobre el escenario, pero exceptuando ese detalle sus cuarenta minutos de actuación fueron una delicia para los oídos, repletos de atmosferas y paisajes instrumentales combinados con una acertada mezcla de voces.
Si la banda me lo permite, me encantaría sugerir a la misma la inclusión de alguna voz femenina a modo de colaboración para rematar los temas de cara al disco.
Grupo a seguir muy de cerca, apuntad su nombre.

A continuación llegaba el turno de Blast Open. Tenía muchas ganas de ver qué nos ofrecía el cuarteto en su regreso a la escena y su labor no me defraudó lo más mínimo. Fernando tomó el control del escenario desde el primer momento e hizo que el gran trabajo de sus tres compañeros se culminase. Mientras éste se metía al público en el bolsillo, el trío instrumental pasaba como un rodillo sobre nuestras cabezas disparando temas como “Bring me the Light”, “Coming for Us”, “The Roots of Evil”, “Blinded” o “Sniper”.
Como detalle extra, la banda cuidó su puesta en escena con una intro y dos paneles con su logo a ambos lados del escenario, dándole un empaque más profesional a su actuación.
Después de su actuación, creo que todo el teatro (en torno a las 200 personas a ojo) tenía una frase en su mente: “¡Qué bueno que volvisteis!”.



Pandemia salía al escenario con el listón muy alto y creo que el combo cántabro llegó a acusarlo. Comenzó el grupo su show como un cañonazo con “Behind enemy Lines”, pero no sé si porque no era su noche o porque el público se mostró bastante frio con su labor, el cuarteto me dio la impresión de caer en una especie de “desidia” o “pereza” que limitó la fuerza de su actuación. Por decirlo de una forma más directa, cuando les vi en el Otero Brutal Fest me levantaron (no literalmente) y en esta ocasión no terminaron de engancharme.
La banda aprovechó su tiempo para presentar su “Aggression Desires” con temas como “Eat my Guts”, “Death Expectancy” o el corte homónimo. Fue en un buen concierto, excepto si sabes todo lo que puede dar este grupo de sí.

Pasada la medianoche llegaba la hora de cambiar de tercio musical de la mano de Misiva. Los de Grao salieron a por todas y arrasaron desde “Siempre a Cien” hasta “Rapaz Refalfiau”. Lo suyo fue casi una hora de pura energía, con saltos sobre el escenario, bajadas de Humber al público y mucha mucha actitud. Si te gusta el punk rock americano sin duda disfrutarás de Misiva, lo suyo es eso mismo pero cantado en asturiano y en ocasiones en asturiano.
Mientras desfilaban temas como “Invencibles”, “La Casa’l Mieu”, “Planeta Gis”, “Foriatu” o “Gran Mentira”, la banda ofreció una verdadera lección de lo que debería ser un concierto del estilo y a la par demostró que sigue un camino ascendente cuyo techo solo el propio combo puede marcar.
Sin pegas, sin comentarios, sin queja alguna. Sin duda Misiva fueron los ganadores del Rockvera.

El fin de fiesta corría a cargo de Mamá Ladilla. Mítica banda del rock cachondo español, el grupo liderado por Juan Abarca dejó un gran sabor de boca en el numeroso público que entonces hacía que El Llar presentase un gran ambiente.
Reconozco que hacía mucho que no escuchaba a Mamá Ladilla y que la última vez que vi a la banda en directo fue en un Derrame Rock en Pravia. Por ello mis expectativas eran algo bajas, pero resultó que su show fue una sorpresa positiva. Juan se ha rodeado de dos musicazos Sergio González y Abel del Fresno y eso provoca que la banda suene estupenda. Quizás su set list se me hizo un poco extenso o posiblemente el calor me pasó factura, el caso es que tras salir a tomar aire un par de minutos disfruté bastante la recta final de la actuación. Sonaron en ese final “Pobre Principito”, “Mi Nave”, “Sucedió en Beckelar” o la aclamada “Cunnilingus Post Mortem”.
En definitiva un buen show que hizo las delicias de sus fans y supuso un gran final para el festival.

La XXII edición del Rockvera fue un éxito. Las bandas rozaron la excelencia, el público acudió y disfrutó y todo ocurrió sin sobresaltos. Solo nos queda desear que en 2017 la organización continúe con su apuesta de mezclar grupos asturianos con foráneos que tan buen resultado ha dado en esta edición.

Crónica y fotos: FelipeSMwww.smfelipe.es