Hace poco más de una semana tuvo lugar una nueva edición del Z! Live Rock Fest en Zamora y nosotros no nos lo quisimos perder. A continuación os presentamos la crónica y fotos de FelipeSM.

Saurom, Avalanch, Stratovarius, Aphonnic, Kritter, [In Mute], Angelus Apatrida, Somas Cure, Tierra Santa, Quaoar... ¡Cita ineludible!

 

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Tras el excelente sabor de boca del viernes llegaba ansioso de música al auditorio Ruta de la Plaza de Zamora a eso de las tres de la tarde. Sol de justicia y una cola para entrar al recinto me recibía, y es que diversos problemas relacionados con el sonido (retraso en la llegada del equipo, el teclado de Stratovarius perdido en Barajas…) hicieron que se retrasase la apertura de puertas y se cancelase la actuación de Escapada, duro varapalo para la banda local que seguro también lamenta la organización. Al final, salvada de muebles por los pelos y todo el mundo disfrutando sin saberlo de un festival que durante varias horas estuvo en peligro.

Ya en el recinto, mientras se preparaba el equipo de Kritter, aproveché para realizar un reconocimiento del auditorio. En la lista de “pros” encontramos una amplia pista de cemento, un escenario fijo con altura óptima al que solo le faltó estar cubierto para darle una mayor presencia y los mejores baños que podréis encontrar en festivales y salas de conciertos. En los “contra”, el lugar precisa de alguna zona de sombra y la apertura de alguna zona de gradas para favorecer al descanso del personal y aliviar la zona de pista. Supongo que esto último se hace para aumentar el ambiente en la zona de pista, pero descargar un poco la zona tampoco vendría mal por seguridad.
Además del recinto, el festival dispone de una grata sorpresa, las pulseras RFID para pagar en las barras. Olvidaros de tickets y moneda del festival, cargas tu pulsera y a pagar con ella. Tan solo faltó un mayor número de puestos para descargarla a final de la noche y poder pagar por paypal o algún otro sistema cashless.
Por el contra, en los aledaños al recinto encontramos un problema grave para el evento, apenas dos furgonetas de comida para alimentar unas dos mil bocas… Asignatura pendiente para el festival.

Ya en lo musical, a eso de las cuatro y cuarto de la tarde comenzaba Kritter su actuación. Al quinteto salmantino le tocó bailar con la más fea pero lejos de amedrentarse decidió salir a arrasar a los dos centenares de valientes que poblaban el recinto a esa temprana hora. Apenas media hora de show le sirvió a la banda para comenzar a calentar al público con temas de su último disco “This is our war” como “We Die”, “Sucker” y “Psycoparanoid”. No conocía a la banda y para mí fue un grato descubrimiento, instrumentalmente correctos y sobresalientes en actitud y presencia, su show solo podría mejorar en dos aspectos: contando con el amparo de la noche y con un par de himnos más en su repertorio. Por ejemplo su tema final “We Die” consiguió levantar al respetable, una o dos canciones más así hubieran rematado el concierto y dejado el listón más alto aún.

El listón se encargaron de mandarlo a las nubes Quaoar. Lo reconozco, tenía muchas ganas de ver a esta banda bilbaína y su genial propuesta de stoner, metal y prog, no en vano llevamos diez años recomendando sus trabajos en esta web. Y su actuación no me defraudó lo más mínimo, con momentos de reposo y sosiego contrastados con pura potencia, repartidos en temas como “The River and the Soul”, “Go to Momo”, “Thought Guy” o “Man’t” y un intento de cortar su actuación por parte del regidor de escenario cuando apenas llevaba el grupo veinticinco minutos de repertorio.
Al igual que Ciconia en el día anterior, quizás este no era su festival, posiblemente Quaoar estarían más cómodos estilísticamente hablando en otros eventos como el Stonefest, del cual pronto os hablaremos, pero mientras los eventos de renombre del género se dan cuenta de la calidad de la escena nacional un buen puñado de personas agradecimos su presencia en Zamora.
Diría que Quaoar fue la sorpresa del festival, pero lo cierto es que su show fue todo lo que me esperaba de la banda. Top 5 del fin de semana sin duda.

Rozando las seis de la tarde y con unas quinientas personas en el recinto salía a escena Somas Cure. La formación madrileña es sin duda una de las puntas de lanza de la nueva hornada del metal nacional y salió a defender su estatus a base de actitud y entrega sobre las tablas. El quinteto capitaneado por Txema Foz aprovechó para presentar su último disco “Éter”, con temas como “En Carne Viva”, “Ceniza”, “Kelt”, “Aire” o la celebrada “Leviatán” y supo  enganchar al público desde el primer acorde. Su concierto hubiera sido de nota alta si no fuera porque “gozó” de un sonido a un volumen demasiado alto, que convertía por momentos su música en una maraña ininteligible. Una lástima porque de no ser así hubiera sido uno de los conciertos del día. Lo que quedó claro es que esta banda apunta alto y tiene argumentos para defender sus aspiraciones.

Turno a continuación para [In Mute], grupo con el que mantengo una relación “amor-odio”. Y es que sus directos me parecen brutales, pura energía por parte de todos sus componentes sobre el escenario, pero sus canciones no terminan de convencerme. En esta ocasión las sensaciones fueron las mismas, el combo capitaneado por Steffi fue un vendaval sobre el escenario y a pesar de sufrir el mismo problema con el sonido que Somas Cure consiguieron en el público una mezcla de algarabía y aplastamiento por la fuerza de sus temas, con wall of death incluido en una de sus últimas canciones.
La parte negativa, la misma de siempre acrecentada por el carácter de su último disco “Gea”, “Disease”, “Human Obsolescence” o “Dance of Destruction” suenan más crudos y viscerales aún que los temas de sus anteriores discos, punto favorable para los fans del death metal más extremo, pero que a mí me impide terminar de entrar en el ritmo de su concierto. Cuestión de gustos supongo, lo que es inapelable es que a la banda nada se le puede recriminar en cuanto a actitud o técnica.

Desde la celebración del Muchajarana Birthday Fest “Indomables” llevaba sonando en mi reproductor día sí y día también, por ello la actuación de Aphonnic estaba marcada en mi agenda. Fue salir la banda a escena y con los primeros coros de “Osos Color Salmón” Chechu con ese buen rollo que transmite y la intensidad del grupo, ya tenía al público en su bolsillo, las primeras filas coreaban y disfrutaban cada tema, mientras el resto del auditorio asistía boquiabierto a su show. Tuvo la banda algún problema con la secuencia de Alén, pero obviando ese detalle su actuación fue sobre ruedas y “Mi Capitán”, “Ombligos”, “Fruta Fresca”, “Honrada Avestruz” o “Cíclopes”, con invitación a salir a la calle y abandonar las redes sociales, hicieron las delicias de los seguidores de la banda y a buen seguro captaron un buen puñado de adeptos para su causa.
Para mí, de lo mejor de la jornada si no lo mejor. Siento haberos “descubierto” tan tarde chicos.

Comenzaba a caer la noche y llegaba el turno de la zona alta del cartel y ¿sabéis qué? Yo ya estaba encantado con el festival, mal tenía que ir la cosa para no salir de Zamora con una sonrisa.
Llegaba el turno de Angelus Apatrida cuyo modus operandi es de sobra conocido a estas alturas, llegar, arrasar y salir triunfales de cada plaza que visitan. En mi opinión el grupo ha perdido algo de frescura en su directo, o al menos ya no te sorprende como en sus primeros tiempos, pero lo compensa la banda con una calidad indiscutible y mucha mano por parte de Guillermo para llevarse al público a su terreno. Su show casi se empaña por el excesivo volumen de su sonido, pero lo cierto es que con temas como “You’re Next”, “Vomitive”, “Immortal”, “Give ‘em War” o  “Serpents on Parade” si te gusta mínimamente el thrash metal nada puedes hacer más que alzar los cuernos al aire y entrar al pit.
Casi una hora de show para poner un broche de altura a la sección “extrema” del cartel.

Cerca de las once de la noche salía a escena Tierra Santa, hacía mucho tiempo que no veía a los riojanos en directo y me sorprendieron gratamente. El sonido mejoró bastante, Ángel estuvo a un buen nivel vocal, Juanan aportó mucho desde sus teclados y Roberto Gonzalo no paró de animar al público mientras creaba una dupla imparable de ritmos con David. Por su parte Dan Diez a pesar de llevar solo un par de meses en la banda se mostró seguro, acertado y totalmente acoplado.
Lo cierto es que no tenía muchas esperanzas en su concierto, quizás porque llevaba demasiado sin escuchar a la banda y tenía el recuerdo de su último concierto en directo, pero su hora de actuación fue de altura. Sobrios, correctos y demoledores, así fueron los cinco jinetes de Tierra Santa mientras uno a uno disparaban “Sangre de Reyes”, “El Holandés Herrante”, “Apocalipsis”, “La Momia”, “Una Juventud Perdida”, momento relajado de la noche, o “Indomable”.  Llegamos a la traca final y ya estábamos satisfechos, pero todos sabíamos lo que estaba por venir, “El Bastón del Diablo”, “Legendario” y “La Canción del Pirata” hicieron las delicias del público que abarrotaba a esas horas el recinto.
Quizás faltaron algunos coros para apoyar a Ángel, pero sin duda su actuación dejó satisfecho a todo el mundo.

Pasada la medianoche llegaba la hora de Stratovarius. Salvado el ya citado problema con el teclado de Jens Johansson, que no terminó de sonar todo lo bien que se esperaba, la expectación era máxima y la banda finlandesa no decepcionó a nadie que no estuviera buscando absurdas comparaciones. Timo Kotipelto sabedor de que quizás su voz no esté a un nivel superior, supo conectar con el público desde el primer compás de “Speed of Light” al apoteósico final con “Hunting High and Low”. Ojo, con eso no digo que el vocalista lo hiciera mal ni mucho menos, cantó mucho y bien, pero sin gorgoritos y lucimientos innecesarios, salvando algunos problemas con su micro incluso. Brilló junto a Timo el guitarrista de la banda, Matias Kupiainen, quien tocó lo que quiso y como quiso, ofreciendo una master class de lo que debe ser un guitarrista de power metal.
Una sensación que terminó inundando el concierto en general, porque mientras disfrutábamos de clásicos como “Visions”, “Black Diamond” o “Coming home” y algún temazo reciente como es “Unbreakeable”, Stratovarius dejó claro en Zamora lo que debe ser un concierto de power metal.A mí personalmente la banda me recordó por qué me encanta este género en concreto.

Problemas con el teclado de Manuel Ramil dilataban la espera para el show de Avalanch. Os voy a ser sincero, soy muy fan de Avalanch y de Alberto Rionda (si es que se pueden separar ambos nombres en algún momento) y acudí a Zamora con miedo por su show. Pero apareció Alberto en el escenario abriendo el concierto con “Santa Bárbara” y yo ya no quería hacer fotos, tan solo quería disfrutar de la actuación. Lo cierto es que me gustó bastante lo que vi en el Z! Live, buen sonido (la voz un poco baja), un repertorio basado totalmente en el “Ángel Caído” y a Alberto disfrutando de nuevo sobre el escenario. El resto de la banda merece un análisis individual aunque sea fugaz. Ramil no gozó de mucha presencia sonora, quizás requería algo más de protagonismo, pero conectó con toda la banda a pesar de ser su segundo show, en pleno 2017 no os voy a descubrir el tremendo músico que es Manuel Ramil. Magnus Rosén cumplió al bajo y ofreció mucho dinamismo en escena, aunque sinceramente en muchos momentos parecía estar en otro lugar. Jorge Salán hizo lo que mejor sabe, tocar y lucir su técnica, tuvo momentos de brillo propio y también de acompañamiento a Alberto, quizás le falte un poco más para ser un guitarrista de banda, por otra parte sus coros fueron vitales. Con Mike Terrana tengo muchas dudas, por un lado fue una apisonadora y por otro creo que acaparó demasiado protagonismo, igual que le ocurría en los conciertos de Rage, si no controla esa pegada su batería se puede comer al resto del equipo en recintos más humildes. Y dejo para el final a Israel, estuvo soberbio en el apartado vocal poniendo difícil la tarea a los que buscaban las comparaciones con el pasado e intentó conectar con el público, pero le faltó “alma” a su actuación. Es innegable que Israel ha crecido a pasos agigantados desde Amadeüs, pero a mi me da la impresión que le falta algo de confianza en el escenario.
En resumidas, fue un buen re-encuentro con Avalanch, me gustó, os gustará a todos esta nueva versión del grupo. Y si Alberto consigue que esto pase de ser un “all star” a una “band”, el resultado puede ser maravilloso. 25 de noviembre en Xixón, yo no me lo perderé.

El cierre del festival, a eso de las cuatro de la madrugada corrió a cargo de Saurom. Hora injusta para cualquier grupo, pero que el combo gaditano supo exprimir al máximo. Cuarenta y cinco minutos de sus temas más festivos hicieron las delicias de un numeroso público, en torno al 70% aún se mantenía en el recinto. Qué delicia fue volver a ver a la banda, a pesar del empeño de Migue en posicionarse por delante de la línea de contra y quedar a oscuras gran parte del tiempo.
“El Carnaval del Diablo”, “La Batalla de los Cueros de Vino”, “Músico de Calle”, “El Círculo Jugar” con Migue en un tremendo circle pit, “La Posada del Poney Pisador”, “La Leyenda de Gambrinus” o “La Taberna” fueron algunos de los temas que la banda ofreció. Un repertorio festivo, directo y a la par alejado de esa faceta más preciosista que trabaja la banda en sus discos. Aún así hubo tiempo para gaitas, flautas, teclados, mandolinas… un carrusel de sonidos e influencias mientras Saurom ofrecía un concierto que difícil será de olvidar.
Me quedé con ganas de más, de muchos temas que quedaron en el tintero, pero no eran horas para un concierto completo y sus cuarenta y cinco minutos  fueron un gran colofón al festival. Ojalá no pasen otros siete años sin poder ver a una de las bandas más ricas de la escena nacional.

Esto fue a grandes rasgos la segunda edición del Z! Live Rock Fest. Un evento que rozó el sobresaliente alto y que hizo las delicias de los asistentes. La organización tiene en sus manos un evento que bien cuidado puede darles muchas alegrías, personalmente mantendría el formato actual de “warm up party” y  día de festival, aunque eliminaría un par de bandas del sábado para poder comenzar más tarde y terminar antes, o extender los repertorios ligeramente. Expectantes estaremos a su cartel de 2018, pues esta segunda edición ha puesto el listón muy alto.

Crónica y fotos: FelipeSMwww.smfelipe.es