Módena (Italia), power metal, una extensa review a cargo de uno de nuestros últimos fichajes. ¿Qué más necesitas para comenzar el fin de semana de la mano de Trick or Treat?

¡Pasa y descubre la segunda parte de "Rabbit's Hill"!

 

Han pasado ya bastantes años desde que oí hablar por primera vez de un grupo de curioso nombre llamado Trick or Treat. Dicha formación acababa de publicar su segundo disco, “Tin Soldiers”, y por algún motivo que yo desconocía los susodichos habían conseguido captar la atención de una parte del público. O al menos, de los usuarios del foro en el que reptaba por aquel entonces huyendo de la luz del día. Ante tal fenómeno, y con la madurez que me caracterizaba por aquella época, tomé cartas en el asunto y participé en la discusión preguntando “qué tenía de especial otro puto grupo de power metal italiano”, lo que desató las llamas del infierno. Sí, era una persona enormemente tolerante y abierta.

A partir de ese momento no tuve más noticias del grupo. Entretanto crecí, maduré y decidí que ser un troll no iba conmigo dado que en los juegos de rol siempre procuraba tener buen karma. Y he aquí que un buen día mirando la lista de discos a reseñar en The Drinktim Webzine me encuentro de nuevo con estos chicos, y decido que es el momento de hacer las paces con ellos y comprobar por mí mismo su valía.

Pues bien queridos lectores, aquí va un spoiler: Trick or Treat no es otro puto grupo italiano de power metal. Los que nacieron como una banda tributo a Helloween se han convertido por derecho propio en un tándem al que tener en cuenta. Y para demostrarlo aquí está “Rabbits’ Hill Pt. 2”: la segunda entrega de su particular conversión a la música metal de la novela “La colina de Watership”, del escritor inglés Richard Adams. Si bien es probable que nunca llegase a imaginar a los protagonistas de su libro trotar por la campiña a ritmo de heavy metal, estoy convencido de que hubiese apreciado este singular esfuerzo. Si queréis conocer los motivos, seguid conmigo un poco más.

El primer argumento lo encontramos cuando sale a recibirnos “Inle’ (The Black Rabbit of Death)”. El sonido de un disparo da paso a una auténtica apisonadora que arrasa con todo lo que tiene por delante a velocidades solo aptas para el Power Metal. La voz de Alessandro Conti adopta algunas tonalidades dramáticas que conectan estupendamente con la atmósfera del tema y refuerzan su poderío. Sin embargo, es en los estribillos cuando el tema llega a su máxima altura gracias al contraste generado entre la melódica voz del líder de Trick or Treat, los corosy los guturales a cargo de Simone “Sym” Bertozzi. Un fantástico solo de guitarra vertebra la última parte de la canción, tal y como mandan los cánones del género y nos lleva al final de una composición que constituye un motivo por sí solo para darle una oportunidad al disco.

Tras dejar atrás al Conejo Negro, llegamos a un paraje bucólico donde somos recibidos por el trino de los pájaros y la caricia del sol. “Together Again” supone un descanso respecto a lo anterior, ya que se trata de un tema tranquilo y relajado, que invita a tumbarse en el césped mientras la suave brisa nos acompaña. Alessandro adopta para esta ocasión una entonación dulce y risueña al tiempo que los instrumentos dan vida a una melodía serena y harmoniosA. Todo ello nos prepara para recibir con la mejor disposición el chute de energía que es “Cloudrider”: un tema del más puro y mejor Power Metal, que conecta con suma facilidad y bien podría ser la música que acompañase al astro rey en su recorrido por el horizonte. A destacar la impresionante demostración de virtuosismo con la que nos brinda el cantante, que deja bien claro que si Luca Turilli lo eligió para ser su vocalista fue por un buen motivo.

Tras descender de los cielos a los que nos ha llevado “Cloudrider” llegamos a las profundidades dominadas por “Efrafa”, donde unas guitarras graves y pesadas caen como martillos sobre el optimismo que nos había envuelto anteriormente. Pero que todo el mundo se tranquilice, esto es Trick or Treat y de momento nuestros alegres mediterráneos no han sido poseídos por el espíritu del Black Metal (aunque sería curioso de ver). Sí que nos encontramos, en cambio, con un tema algo más contundente y capaz de transmitir un poderoso sentimiento dramático, cortesía de los coros que aparecen a lo largo de esta magnífica canción. Los estribillos que la coronan puede que sean uno de los mejores elementos del disco, conjugando poderío, entusiasmo y un notable sentimiento épico que incita a dejarte las cuerdas vocales junto al grupo.

Sensaciones muy diferentes las que despierta, en cambio, “Never Say Goodbye”: una preciosa balada que se hace anunciar por medio de una cristalina melodía de piano. O al menos lo hace, hasta que la límpida superficie salta en mil pedazos por medio de la intervención de Guido Benedetti y su guitarra, de la que libera unos vibrantes riffs que desbordan sentimiento y gracia. A medida que sonaba el corte me he visto transportado a un gran concierto, rodeado por una muchedumbre hermanada y unida por la magia de esta canción, mientras todos movíamos los brazos a su son. Esa es la fuerza de las mejores composiciones, capaces de accionar los mecanismos de la imaginación y romper la realidad. Parte del mérito corresponder a la intervención de Sara Squadrani, invitada de honor para esta ocasión. La cantante de Ancient Bards realiza un trabajo soberbio junto al imbatible Alessandro, que consigue mantener su estandarte bien alto pese a la dura competencia a la que se enfrenta. La canción se desliza de manera harmoniosa por nuestros oídos hasta alcanzar un magnífica clímax en la que la guitarra de Guido vuelve a resonar como un grito de pasión mientras la voz de Sara se eleva hasta el infinito. Una demostración soberbia de talento que remata una de las cumbres más altas del álbum.

“The Great Scape”, la siguiente marca del camino, constituye una pieza bastante pura de Power Metal. Rápida y efectiva, muestra algunos momentos brillantes gracias a subidas en el ritmo que le proporcionan una mayor pasión. Pese a no ser la mejor canción del disco, Trick or Treat saben mantener su personalidad, lo que salva a esta composición de convertirse en una pieza genérica y carente de alma.

Superado el ecuador del disco, me temo que se acerca la parte más desagradable de la reseña. El momento en el que saco mi uniforme de inquisidor y dicto condena para la hoguera. “They Must Die” constituye el punto más bajo de un disco por lo demás destacable. Pese a no tratarse de un mal tema por sí solo, la incorporación de Tim “Ripper” Owens merma considerablemente su potencial. Y es que el exJudas Priest se asemeja a una pieza que no encaja en el puzle. Su voz desentona de manera considerable y rompe la dinámica existente, anulando las restantes virtudes del corte. Es una lástima, ya que con una voz diferente y una elaboración algo más desarrollada podría haber sido una canción de gran calidad. Al menos podemos destacar la buena actuación de Alessandro Conti, que alcanza un grandísimo nivel, especialmente hacia el final de la composición.

Pero dado que la batalla no termina hasta que el último hombre muere (o eso es lo que digo yo siempre. Creo que no sería un buen general) hemos de continuar. “Beware the Train” es una breve pieza instrumental de algo más de dos minutos y de corte bastante Heavy, que sirve de antesala a “United”, un temazo de marcado ritmo y que cuenta con la inestimable presencia del cantante de Sonata Arctica, Tony Kakko. Pese a todas las críticas que ha recibido de un tiempo a esta parte, he de romper una lanza a favor del finlandés y elogiar el gran trabajo que realiza junto a Trick or Treat, dando vida a uno de los mejores temas del disco, sin asomo de duda. El suave sonido de flauta con el que comienza se desvanece prontamente al retumbar de los instrumentos, que encarnan a una música heroica y firme. La combinación de voces imbuye a esta canción de una enorme majestuosidad y acentúa el carácter épico de la misma, que la sitúa entre los cortes más potentes y directos del disco. Un tema perfecto para los directos, para cuando bajas a hacer la comprar o mientras esperas aterrado en la consulta del dentista. Da igual. Todo puede mejorar si las voces de Tony Kakko y Alessandro Conti te acompañan.

Si me habéis seguido hasta aquí, supongo que habrá calado en vosotros una idea más o menos positiva del álbum, y espero que cierta curiosidad por escucharlo. Por ello, no voy a dedicar una página entera (que bien podría hacerlo) a hablar the “The Showdown”, penúltimo tema del disco y titánica composición de que aglutina con maestría y efectividad los diversos elementos que hemos visto hasta ahora y sustentan al trabajo del grupo. 10 minutos a lo largo de los cuales podemos encontrar pasajes épicos, secciones más tranquilas e incluso toques de blues en algunos momentos concretos. Todo ello configura una obra magnífica, en la que la banda en su conjunto da lo mejor de sí para marcar a fuego el momento cumbre del disco, sin olvidarnos de la preciosa “Last Breath”, que se encarga de poner el broche final a nuestro periplo junto a los conejos de Watership.

“Rabbits’ Hill Pt. 2” marca una nueva victoria en la trayectoria de Trick or Treat, y gracias a esfuerzos como este puede que algún día veamos a los italianos en primera línea de combate. Hasta entonces, seguiremos atentos. Y seguros de que la espera merecerá la pena.

 

Tracklist:

  1. Inle’ (The Black Rabbit of Death)
  2. Together Again
  3. Cloudrider
  4. Efrafa
  5. Never Say Goodbye
  6. The Great Scape
  7. They Must Die
  8. Beware the Train
  9. United
  10. The Showdown
  11. Last Breath

 

Trick or Treat son:

Alessandro Conti – Voz
Guido Benedetti – Guitarra
Leone Villani Conti – Bajo
Luca Venturelli – Guitarra
Luca Setti – Batería

 

Nota: 8.75/10
Review realizada por Zakan