El sábado pasado regresamos una vez más a la sala Moby de Madrid para disfrutar del directo de diamantes de nuestra escena como son LaVida y Heiser.
¿Queréis saber cómo fue la noche? ¡No os perdáis esta crónica!
Permitidme que comience esta crónica por el final. Por deciros que apoyar a los grupos grandes está bien, pero apoyar a los grupos pequeños es mucho más satisfactorio.
Digo esto por el concierto al que pudimos ir el pasado 26 de enero en la sala Moby Dick, una sala que últimamente estamos visitando mucho. Allí se daban cita dos bandas brillantes. Por un lado estaban Heiser que venían desde Badajoz a presentar su segundo trabajo "Segunda Mejor Defensa” y por otro lado LaVida, que también venían con su segundo trabajo "Perseverantia" debajo del brazo.
A eso de las 21:10 aparecía la primera banda sobre el escenario. Para mí eran una banda desconocida y eso, aunque pueda parecer que no, es un aliciente. Heiser hacen un rock and roll con algún toque indie. Una banda formada en 2019 por cinco músicos, pero liderada por José Peña en el micro, un tío que desde el primer momento transmitió la actitud perfecta que exige nuestra música. Dominando el escenario como si hubiera nacido en él.
Comenzaron con la canción que da título al disco. Sorprendía (o al menos a mí) los sonidos con los que jugaba la pedalera de Javier Reyes (alias "El Verso Suelto”) en las guitarras. Pero también sorprendía que todos colaboran en los coros, algo que tampoco es habitual hoy por hoy. "Toca Ser Fuerte”, "Arañas”, de su primer disco "Futuro Imperfecto” y "Pequeño Ser Invisible”. El sonido era demasiado fuerte, y eso es algo que ya me ha pasado en esta sala, produciendo demasiada estridencia. En algún momento del concierto José se desmarcaba con un "somos un grupo emergente a pesar de nuestra edad”, dejando un halo de reflexión.
"Pierde el Norte”, "No Habrá Paz” y "Nada” que sirvió de single de presentación de este segundo trabajo y que a cada uno le llegaría de una forma. Y aunque sea una banda emergente, ya han hecho cosas interesantes. "Uno de los Nuestros”, canción que también sonó en Moby, formó parte de la Vuelta Ciclista a Extremadura. El concierto avanzaba demasiado rápido, y estábamos a punto de finalizar con "Catedrales”, un tema especial que fue el inicio de la banda y terminaba, después de cincuenta minutos, con "Sigo Vivo” un tema con una de las canciones más pegadizas de la banda.
Cambio de composición en el escenario, una visita al baño, y cuando vuelves, casi, casi estaba subiéndose al escenario Emi Sánchez, vocalista de LaVida al que tuve la ocasión de saludar y comprobar por qué me gusta tanto cubrir este tipo de conciertos.
Para los que no los conocéis, LaVida es una banda que se mueve más por terrenos indies y ha publicado hace un año su segundo disco "Perserverantia”. Un disco que les ha hecho madurar enormemente, tanto en su música como en la presentación del propio formato físico. El concierto comenzaba a las 22:20 con "Mira El Reloj”. Si antes hablábamos de José, ahora toca hablar del propio Emi, el cual también domina a la perfección el escenario, llegando en muchas ocasiones a recaer todo el peso en la parte melódica incluso, dando la sensación de que canta a capela.
No sé si fue impresión mía, pero en estos momentos, el sonido estridente del que hablaba antes, se había suavizado con "Control” también de su segundo disco para dar paso a "La Velocidad del Tiempo” y "Las Distancias” temas de su primer trabajo, el cual disfruté mucho más. "Ulises”, canción que salía como single presentación de "Perseverantia” hacía justo un año y "Mi Revolución”, porque las revoluciones siempre empiezan en una persona: "Mi revolución está al alcance, soy yo” para terminar la canción con unos versos de "El Sitio de Mi Recreo”.
"Domingos de Luz” que nos da un punto optimista a ese día de la semana tan extraño siempre, "Calma” y la maravillosa "Funambulistas”. Me pasaba como en el anterior concierto y es que todo iba demasiado rápido porque ya nos acercábamos al final con "Girasoles Ciegos” y "Modo Zen”, y aunque el público pedía otra y otra y la banda se notaba que estaba disfrutando de lo que estaba viviendo, no hubo tiempo para más. "Somos LaVida, pero vosotros también”.
El público, sin llenar la sala del todo, pero que poco a poco se fue uniendo a la fiesta, se portó muy bien, aunque es curioso, porque cuando la sala no está llena, nos alejamos del escenario. Por otro lado, ver cómo unas bandas disfrutan de las otras mientras esperan su turno y no se van fuera a fumar hace que todo sea más genuino.
Quizás la crónica está quedando demasiado romántica, o demasiado pedante, pero, antes de terminar, me gustaría agradecer a todos estos grupos que nos alegran los fines de semana con su música. Y que lo hacen porque lo aman, a pesar de la cantidad de obstáculos que sortean a diario. Que consiguen que, después de sus conciertos, nos duré el subidón todo el finde, y que sanemos. Gracias por vuestra medicina, de verdad.
De nuevo triunfa la música en directo aunque en un formato demasiado breve. Dos bandas que llenaron con sus melodías una sala ya tan familiar como la Moby Dick y que estoy deseando que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.
Dales una oportunidad y si no te convencen, dales otra.
Crónica y fotos: nonamed