El "Inmortal Tour" de WarCry llegó a Barcelona el pasado sábado 22 de marzo. Los asturianos eligieron el recinto del Sant Jordi club para descargar su show y allí es donde fue nuestra redactora Ireth. Según ella, lo vivido en Barcelona dejó claro que tienen carrete para rato. ¿Quieres saber porqué afirma esto?

¡Pues dale a "leer más" y entérate de como se les dio la ciudad condal!

 

Los asturianos WarCry hace tiempo que son un referente. Año a año ganan nuevos adeptos y apenas pierden los antiguos. Los clásicos que se han marcado a lo largo de los años nunca mueren y el cariño hacia ellos permanece intacto. Eso es algo que quedó claro en Barcelona.

El Sant Jordi Club era todo un reto. No lo llenaron y quizás con un Razzmatazz hubiera bastado, pero hubiera sido en modo lata de sardinas porque poca gente no había. Por otro lado la acústica y el equipo técnico del Sant Jordi son una gran apuesta y el que no estés enlatado también. En definitiva creo que no fue una mala elección.

De entrada puedo decir que es el mejor show en lo que va de año y dificil será de superar. Podría ponerme a alabarlos sin más pero no estoy aquí para eso así que...¡Vamos allá!

Los primeros compases fueron con “Quiero oírte” , “Venganza” y “La última Esperanza”, que sonaron con fuerza y sin apenas dar un respiro. Los fans de ¿Dónde está la Luz? solo tuvieron que esperar al cuarto tema para escuchar un poderoso “Contra el Viento” y aquí ya se podía intuir que WarCry se comerían Barcelona. El público ya estaba totalmente volcado con ellos y lo mismo se puede decir del quinteto, pletórico toda la noche.

La primera parte del show estuvo dominada por Inmortal, Alfa y Revolución con "Perdido", "Coraje" y "Alma de conquistador" entre otros, más guiños a ¿Dónde está la Luz? (gracias por ese “Nuevo Mundo”). “La vieja Guardia” y el empalme con el solo de Pablo marcarían la mitad del directo. A partir de aquí volveríamos a encontrarnos con joyas de La quinta Esencia, El Sello de los Tiempos, Alea Jacta Est y su homónimo, evidentemente para el final.

Tras “Ardo por Dentro” y “La Maldición del Templario” (gran tema en directo, rápido y agresivo) entre otros llegó el momento en el que Víctor García nos sacaría los colores dándonos las gracias por tener “fe en ellos”. Una introducción de “Un Poco de Fe” más que perfecta, muy grande la interpretación del tema  creándose una gran comunión entre banda y público, fue de las más sentidas. Más grande todavía fue el final de la misma con el maestro Pablo García regalándonos riffs haciendo un “mira mama sin manos”, en su caso sin mirar y con la guitarra en la nuca. Todo un clásico suyo.

Después de la calma de un “Huele el miedo” que me sorprendió por la cantidad de público que se la conocía (algo que se vio en todos los temas más recientes) llegó el primer cierre con un majestuoso “Tu mismo”. Solos de Rafa, de Rober y de Pablo. Víctor exprimiendo sus pulmones. Rober y Pablo picándose, este último emparejándose también con Rafa, un Santi desbocado agarrando a Rober por detrás….(cariño se lo tienen eso quedó claro) y el público fuera de si dándolo todo.

El show iba llegando a su fin. El parón fue breve y enseguida la pantalla central empezó a proyectar llamas, ideal para mostrar lo encendido que estaba el público. Volvieron al escenario con “Guardián de Troya” bajo el brazo (algo que llevaba esperando mucha noche). Quedó claro que este tema nunca debería caerse del set list, hasta Victor parecía sorprendido ante la respuesta del público. Siguió “Devorando el Corazón” y cómo no para el final quedó otro de sus himnos: “Hoy gano yo”, donde soltaron todo lo que les quedaba para salir imperantes del Sant Jordi Club.

Y qué decir de ellos…Una cortina de humo nos hacía ver a Rafa y Santi difuminados. Pero eso no fue un impedimento para dejar su huella. El primero hizo gala de su sentido del humor dejándonos imágenes difíciles de olvidar (piernas encima del teclado, situarse debajo mirándonos con los cuernos en alza y claro, ¡sin dejar de tocar!). En cuanto al segundo pocas veces ves un batería con semejante cara de felicidad y entrega. Técnicamente unos maestros al igual que Rober y Pablo en el bajo y la guitarra respectivamente, una pareja que no deja de intercambiarse, picarse y encararse sumados a un Víctor pletórico. Estos cinco hombres derrocharon energía y fuerza por doquier. Supieron sacarle todo al público.

WarCry lo han vuelto a hacer, Barcelona otra vez se rinde a sus pies. Lo vivido en la ciudad condal fue toda una lección de carisma. El arte del directo, lo tienen bien dominado y a cada concierto salgo más convencida de que su techo lo tocarán cuando a ellos les de la real gana. En sus manos queda y ojalá eso sea nunca.

Crónica y fotos: Ïrêth