¿Recordáis lo que era un concierto de pie? Nosotros lo recordamos el pasado sábado 18 en la Porta Caeli vallisoletana con Dünedain y Norwald, en una velada como en los viejos tiempos.

¡No os perdáis la crónica de la noche!

 

El pasado 18 de septiembre tocaba volver a la sala Porta Caeli de Valladolid para cumplir con nuestra cita powermetalera con Dünedain que, tras su paso triunfal dos semanas atrás por el Z! Live, se presentaban en la sala pucelana a presentar su último disco “Memento Mori”, algo que aún no habían hecho en este local donde son más que habituales. Para abrir la tarde los elegidos fueron los murcianos Norwald, una banda joven, con un disco en el mercado de power metal de fantasía, criaturas, historias, etc.

La mejor noticia posible llegó una semana antes del concierto, cuando se anunció que éste sería ya por fin de pie, sin sillas, aunque aún con mascarilla. ¡Qué ganas había de un concierto en condiciones! Además, Valladolid respondió de una manera impresionante a la llamada, abarrotando la sala y con una actitud excepcional, animando, metiendo ruido, saltando y con muchas ganas de pasarlo bien. Por fin pudimos botar, gritar y disfrutar de un concierto de metal como se merece. Hacía mucho tiempo que no salía cansado físicamente después de un concierto y eso no está nada bien.

Con más de la mitad de la sala llena, pasadas las siete y media de la tarde saltaban al escenario Norwald, cuyo concierto, desgraciadamente, estuvo bastante marcado por los problemas de sonido. Durante el primer minuto del show sólo se escuchaba la música por los monitores del escenario y, cuando empezó a sonar ya por los altavoces para el público, estaba muy embarullado y no se escuchaba bien. Aunque el sonido fue mejorando, durante todo el concierto hubo problemas con los micrófonos de sus tres vocalistas, de manera que sólo se escuchaban dos al mismo tiempo, y siempre había alguno al que no podíamos oír. El estilo de Norwald es de power metal recargado, con dos cantantes femeninas y una segunda voz masculina, que creo que combinaba bien con los gustos de los asistentes.

Durante sus tres cuartos de hora de concierto, la banda nos ofreció un repertorio propio de su único disco “Madness and heores”. Algunas canciones que pudimos escuchar fueron “Creatures”, “The madness of the King” o “Khelmet and Hakko”, que me gustó mucho y fue la que mejor sonó de todo el set. Me gustó ver a una banda que cuida su vestimenta y puesta en escena, que tiene movimientos ensayados y en definitiva, que no se limita a sólo tocar. Pese a los problemas de sonido ya comentados, la banda lo hizo bien y, aunque se nota que todavía les falta rodaje, ofrecieron un buen concierto y se llevaron una buena ovación.

Tras media hora para el cambio de escenario y con la sala ya a reventar, Dünedain salieron al escenario con la ya habitual “A un paso del cielo”, que puso a botar a los allí presentes desde el primer minuto. Había muchas ganas de Dünedain y se notó. ¡Cómo cantaba la gente! Casi se escuchaba más al público que a la propia banda. Sin un respiro, enlazaron directamente con “El viento de la batalla” y “Legado”, después de la cual Carlos nos dio la bienvenida, las gracias por asistir y mostró su alegría de ver a la gente de pie, como dios manda, porque “estaba hasta los cojones de ver a gente en sillas”, y la sonrisa que mostró durante todo el concierto así lo avala. Noche especial para Carlos porque aparte de estar en su ciudad, tenía como público por primera vez a su hija de 5 años, que incluso llegó a dormirse a mitad del show, bromeando Tony con que algo no estaban haciendo bien.

El repertorio de los abulenses se basó principalmente en sus dos últimos trabajos, dejando para el final algunas canciones más antiguas. Durante una hora y media nos ofrecieron temazo tras temazo (hay que ver qué cantidad de canciones excelentes tiene esta gente) como pueden ser “Memento mori”, “Unidos”, “Bola de cristal” o “Hechizo”. Mención especial para “Vuela”, que es un cañonazo en directo y creo que nunca puede faltar. Y tampoco puede faltar es mi reconocimiento a la voz de Carlos, es que es impresionante la potencia y los agudos de este señor, completado también por la bonita voz de Tony, completando un dueto y un juego de voces que dan mucho juego y me gustan mucho.

Sin prácticamente discursos ni paradas, la banda fue recorriendo el set list, con un público entusiasmado que coreó varias veces el nombre del grupo y de algunos integrantes. Otro baño de masas que se dio Dünedain, y creo que últimamente se están acostumbrando a ello, y no es para menos. Actualmente es una de las mejores bandas para ver en directo, el disfrute está asegurado. ¡A ver si esto sirve de una vez para que sean cada vez más grandes y alcancen posiciones más que importantes en la escena!
Me gustó escuchar temas como “Una razón” o “Mi alma sigue en pie”, que se suelen quedar fuera en festivales por falta de tiempo. Para el final del show dejaron “Tu sueño”, donde parecía que se iba a caer la sala de los saltos, “Fiel a mi libertad” y, como siempre, “Por los siglos de los siglos” y “Corazón de invierno”.

Se acabó así un conciertazo más de Dünedain, triunfando de manera clara nuevamente en Valladolid donde todo les salió bien. Llenazo, sin sillas, público inmejorable y buen sonido. Desde luego que se irían contentos a casa, tanto o más que los que pudimos disfrutar de ello.

Crónica por Luis Martin