El pasado sábado nos desplazamos a la sala Andén 56 de Burgos para vivir una de las noches más esperadas del verano. Y es que en la estupenda sala burgalesa se daban cita Eclipse, Dünedain, Infamia y Somas Cure.

¿Queréis saber cómo fue la noche? ¡Aquí va la crónica!



El pasado 27 de agosto tocaba desplazarse a la sala Andén 56 de Burgos para cerrar el último fin de semana del mes de la mejor manera posible, pues los suecos Eclipse visitaban la ciudad, algo nada común en estas tierras. Y además, lo hacían en buena compañía, compartiendo cartel con Infamia, Dünedain y Somas Cure. Lo que prometía ser un fiestón de heavy metal (y así estaba siendo) terminó por lo bajo por la no-actuación de Somas Cure y la situación tan rara que allí se vivió, pero vamos por orden.

Los encargados de abrir la noche fueron Infamia, un grupo al que, aunque llevan muchos años en activo, no había tenido ocasión de ver en directo y tenía ganas de escucharlos. Ante un público aún no demasiado numeroso, comenzaron su actuación diez minutos más tarde de la hora programada con “Por la igualdad” y “El poder de la unión”, ambos de su último disco “Crisálida”, enlazados con un tema bastante más antiguo, “Jugando a ser Dios”. Tras él, la banda se dirige por primera vez al público y nos cuenta que se presentan en formato cuarteto, sin su guitarrista Claudio, debido a su inminente paternidad, hecho que no afectó en que Infamia diese un muy buen concierto y sonase como debería.

La gente iba entrando y llenando poco a poco la sala, que al final mostró una muy buena entrada, e Infamia continuaba su concierto con canciones como “Fiel a mis sentimientos”, “Los olvidados” o la propia “Crisálida”, en la que la banda aprovecha para reivindicar la libertad de identidad y de género. Con sus aproximadamente 50 minutos de actuación, Infamia dio una buena dosis de música hizo disfrutar a los presentes, aunque sí eché de menos algo de movimiento de los músicos, muy estáticos en sus puestos, que diese más dinamismo al show.

Los siguientes en salir fueron Dünedain. Tras verlos el día anterior en Cabezón de Pisuerga, pueblo natal de Carlos y Alberto, tocaba verlos otra vez con un repertorio más corto pero con las mismas ganas. Salieron a por todas con “A un paso del cielo”, donde se pudo comprobar que había muchos fans del grupo entre el público que saltaban y cantaban todas las canciones. Si a esto le sumas que Dünedain son una banda infalible en directo y no dan jamás un concierto malo, todo podía salir bien.

Su set list se basó en sus dos últimos discos, sonando espectaculares y con una intensidad que no muchas bandas son capaces de ofrecer, con un Carlos como siempre descomunal a las voces y un Alberto que siempre me gusta destacar porque no para de moverse y le da un rollazo al escenario muy necesario, da gusto verlo tocar. Como decía, cayeron temas como “Memento mori”, “Legado”, “Vuela”, que es una auténtica fiesta en directo, o “Unidos”, que funciona a las mil maravillas y en la que la banda se luce especialmente. Para el final, como siempre, “Por los siglos de los siglos” y “Corazón de invierno”, cerrando un bolazo memorable.

Traer como banda invitada a Dünedain me parece un deporte de riesgo, ya que te pueden pasar por encima, pero Eclipse tampoco son cualquier cosa y eran el grupo fuerte de la noche. Había muchas ganas de ver a los suecos y tras los tres cañonazos que tocaron para empezar el concierto, quedó claro que se iba a disfrutar y mucho de su show. “Roses on your grave”, “Saturday night” y “Run for cover”, todas de su último disco “Wired”, y aquello ya se vino abajo, con todo el público cantando a tope y regalándole a la banda el primer ¨oe oe oe” de la noche.

Los de Erik Martensson no gastaron mucho tiempo en discursos y fueron directos a la música, tocando a continuación “Emergency”, la imprescindible “Runaways” y “Things we love”, tras la que vino el momento balada con “Hurt”. La intensidad continuaba por todo lo alto con “The masquerade”, canción no incluida inicialmente en el set pero que decidieron tocar en el momento y fue una decisión acertada, porque funcionó muy bien. Otro de los grandes momentos del show fue cuando, tras un entretenido solo de batería, Erik aparece con la guitarra acústica para cantar un trocito de “Bleed and scream”, canción que da nombre a un disco que acaba de cumplir diez años, y “Battlegrounds” en formato acústico, donde se hizo muy partícipe al público para cantar la melodía del estribillo una y otra vez. Por cierto, me gustó mucho su bajista Victor, es uno de esos músicos que tocan con una sonrisa permanente en su boca, que no para quieto tampoco y se le ve disfrutar de lo que está haciendo.

Para el final dejaron “Bite the bullet”, que disfruté más en directo que en disco, “Black rain” y “Never look back”, que fue un fiestón. Tras el típico amago de irse que nadie se cree, volvieron para terminar el show por todo lo alto con sus dos grandes himnos, “Twilight” y por supuesto, “Viva la victoria”. Conciertazo de Eclipse, no se puede decir otra cosa, además más largo de lo que se esperaba por los horarios publicados. Erik es uno de los mejores y más prolíficos compositores de hard rock melódico actual y la banda tiene muy buen directo, lo que hace que sea difícil que no te vayas satisfecho a casa después de verlos. Volverán a visitar nuestro país en diciembre, si tenéis oportunidad de ir a verlos no la desaprovechéis.

Tras el concierto de Eclipse hubo bastante espantada de gente, algo que tristemente suele ser habitual después del grupo grande, y he de decir que esta vez los que se fueron salieron ganando. Tras más o menos una hora de parón esperando a que saliesen Somas Cure (cuando el resto de intermedios había sido de 20-30 minutos) sale su bajista Víctor al escenario a pedir disculpas por la tardanza pero que ha desaparecido una guitarra del grupo y que, aunque la banda está afectada, se han podido hacer con otra y que saldrán a tocar. Como 15 minutos después (y ya eran las 3 de la mañana) sale el guitarrista Borja y comenta que le han robado una guitarra y que no tocan. Tras un par de minutos hablando con los pocos asistentes que quedaban por allí, ofrece tocar un par de temas y que lo comenta con el resto del grupo a ver si les parece bien. Total, que se ponen a montar el resto del equipo y tras pedir disculpas, la banda al completo sale al escenario para interpretar “Iglesia de humo” de aquella manera.

Y digo de aquella manera porque Álvaro, su otro guitarrista, la empezó pero no la terminó, se marchó de allí. Intentaron continuar con una sola guitarra y tocaron “La cura”, tras la cual, Borja dice que esto no funciona y que también se va. La cara de Txema era un poema, sin guitarras no puede haber concierto. Al final, se quedaron cantante, bajista y batería hablando con el público y cantando Txema algunos trozos de canciones a capella y otros con algo de acompañamiento de sus compañeros. El cuadro era para verlo: cantante sentado con el público cantando, bajista y batería acompañando y mientras, guitarrista recogiendo sus cosas y marchándose. El personal de la sala también empezó a recoger. Insólito. Tras esto, Txema pidió perdón unas cuantas veces y se marcharon prometiendo que volverán, terminando la noche con un bajón importante.

No sé si la desaparición de la guitarra fue lo único que pasó esa noche en Somas Cure y entiendo el malestar, pero creo que es algo por lo que desafortunadamente han pasado bastantes grupos y de una forma u otra salen a tocar. Lo que está claro es que nos quedamos con las ganas de ver a Somas Cure y que allí se formó un espectáculo quizás evitable. Para la próxima será y habrá que quedarse con los bolazos de Infamia, Dünedain y Eclipse, que dieron un gran espectáculo y nos hicieron disfrutar como niños.

Crónica: Luis Martin

Fotos: NachoGS